El primer año de vida es el más delicado
de todos, durante éste año suceden un número mayor de muertes que en los
siguientes 25 años juntos. Es la época cuando los niños son más frágiles e
indefensos y pueden enfermarse o morir más fácilmente, por eso necesitan
mayores cuidados.
Durante el embarazo, el niño vive en condiciones
ideales de temperatura, alimentación y protección de todo tipo. Con el parto,
es expulsado al mundo y queda desprotegido.
El nacimiento representa cambios
importantes ya que a partir de ese momento el niño tiene que realizar
funciones como comer, respirar y hacer sus necesidades por sí solo. Para
lograrlo necesita estar sano y madurar.
Por eso es tan importante que tanto la madre como
su hijo reciban los cuidados necesarios para lograr un mejor crecimiento y
desarrollo del niño y una vida más sana para ambos.
Desde el momento que una mujer cree estar
embarazada es necesario que vaya al médico para confirmar su estado, e
iniciar los cuidados que requiere en ésta etapa. Así su bebé desde que está
en el seno materno tiene la vigilancia adecuada para su crecimiento y
desarrollo.
Es muy importante que el parto sea atendido por
personal capacitado, en un lugar limpio y de ser posible donde pueda
resolverse cualquier urgencia. Lo mejor es que el niño nazca en una clínica u
hospital.
Un niño recién nacido, para crecer y
desarrollarse sano y fuerte, requiere de la atención, el cariño y los
cuidados de toda su familia y en especial de su madre. Sin olvidar que el
cuidado de los hijos es responsabilidad de ambos, padre y madre.
La leche materna es el mejor alimento para el
recién nacido porque tiene todos los nutrimentos que necesita y le brinda
además, la protección que requiere contra algunas enfermedades como tos,
catarro, diarreas y otras.
El niño nace con la protección que le pasa la
madre durante el embarazo y luego a través de la leche materna. Esta dura
poco tiempo, por eso su organismo debe formar sus propias defensas con ayuda
de las vacunas. Es muy importante aplicarle desde el nacimiento la
antipoliomielítica y la de la tuberculosis. Después debe completar el esquema
básico de vacunación durante su primer año de vida.
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La aplicación de vacunas constituye la medida más
efectiva de prevención contra algunas enfermedades graves de la infancia.
Pueden ser inyectables u orales y actúan reforzando las defensas del niño.
Si los niños no son vacunados, tres de cada cien
morirán como consecuencia del sarampión; otros dos morirán de tos ferina; uno
más de tétanos y uno entre doscientos quedará incapacitado por toda la vida a
causa de la poliomielitis. En caso de sobrevivir a ellas, pueden quedar
debilitados o morir más adelante a consecuencia de sus complicaciones.
Por ello, es necesario que todos los padres
conozcan las razones por las cuales deben vacunar a sus hijos, cuántas veces
deben llevar a los niños a recibirlas, cuándo y dónde pueden hacerlo.
Es muy importante vacunar a los niños durante los primeros meses de
vida y que les apliquen la serie completa de vacunas pues de lo contrario
éstas no surten el mismo efecto.
Lo fundamental es que los padres sepan que tienen
que vacunar al recién nacido contra la tuberculosis y la poliomielitis; que a
los dos, cuatro y seis meses debe recibir la DPT o Triple que lo protege de
la difteria, tos ferina y tétanos, junto con la antipoliomielítica y a los
nueve meses aplicarle la del sarampión. El niño debe cubrir su esquema
básico de vacunación antes de cumplir un año de edad.
También es necesario conocer la importancia de
reforzar éstas vacunas, de la siguiente manera: Cada año la
antipoliomielítica, a los dos y cuatro años la Triple o DPT; a los seis años
la antisarampionosa y contra tuberculosis y a los nueve la antitetánica, esta
última conviene reforzarla cada cinco años.
Las vacunas protegen contra algunas enfermedades
peligrosas. Un niño que no está vacunado tiene más probabilidades de
enfermar, de quedar incapacitado ó de morir.
La vacunación es una medida urgente e
indispensable para cuidar la salud del bebé. Todos los niños deben recibir
todas las vacunas antes de cumplir el año de edad.
La Cartilla Nacional de Vacunación sirve
para recordarnos las vacunas que cada niño necesita, las que ha recibido y
las que aún les hacen falta y cuándo deben aplicarse. Conviene llevarla
siempre que vaya a consulta.
Es necesario llevar a los niños al centro de
salud a los dos, cuatro, seis y nueve meses para cubrir su esquema básico de
vacunación y luego a los dos, cuatro, seis y nueve años a ponerle sus
refuerzos, para que queden bien protegidos.
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3.
ENFERMEDADES DIARREICAS
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En nuestro país las enfermedades diarreicas son la
segunda causa de muerte desde que un niño nace hasta que cumple quince años de
edad.
Si un niño con diarrea no recibe el tratamiento
adecuado y oportuno, pueden existir complicaciones graves como la deshidratación
ó pérdida de líquido y sales del organismo, capaz de provocar la muerte en
pocas horas; ó padecer desnutrición causada por la eliminación de sustancias
nutritivas.
La diarrea se origina al consumir alimentos ó agua
contaminados. Por preparar, servir ó comer con las manos sucias. Para
prevenirla, todos debemos aplicar las siguientes medidas:
- Hervir
el agua para beber ó cocinar.
- Cocer
o freír bien los alimentos.
- Lavar
y desinfectar frutas y verduras.
- Lavarse
las manos antes de preparar, comer ó servir alimentos, después de ir al
baño ó de cambiar el pañal a un bebé.
- Evitar
comer en lugares con poca higiene.
- Obrar
en excusados ó letrinas.
- Depositar
la basura en sitios adecuados y mantenerla tapada.
Ante cualquier caso de diarrea es necesario que los
niños continúen tomando muchos líquidos como serían leche materna, atole de
arroz, caldos, agua de frutas, además de “Vida Suero Oral” y continuar con su
alimentación habitual.
“Vida Suero Oral” es la medida más importante para salvar la vida de
un niño que tiene diarrea, porque ayuda a evitar su deshidratación. Se puede
conseguir el sobrecito de suero en cualquier farmacia, centro de salud y
tiendas CONASUPO. Su preparación es sencilla. Sólo hay que disolver el
contenido de un sobre completo en un litro de agua, previamente hervida, y
darle a cucharaditas todo el suero que el niño acepte.
Hay que tener cuidado cuando un niño con diarrea
está decaído, irritable, tiene mucha sed y la lengua y la boca se ven secas,
cuando llora sin lágrimas y los ojos ó la mollera están hundidos ó bien orina
poco y oscuro. Todos éstos son síntomas de que está deshidratado. Es
urgente llevarlo a un médico porque puede morir en pocas horas.
Los parásitos son animales ó plantas que viven a
expensas de otros seres. Los que más seguido enferman a la gente, son las
lombrices intestinales ó ascaries, las amibas, la solitaria ó tenia, los
alfilerillos u oxiuros, la giardia y el tomatillo ó cisticerco.
Entran al organismo por la boca, a través de la
ingestión de quistes o huevecillos que son arrojados en el excremento de
personas ó animales parasitados. Los podemos adquirir al beber agua sin
hervir ó purificar, al consumir frutas y verduras sin lavar ó desinfectar,
alimentos contaminados por el polvo ó los insectos y carne mal cocida de
animales parasitados; también, por no lavarse las manos antes de comer ó
después de ir al baño.
Los parásitos, al llegar al intestino, roban el
alimento e impiden el aprovechamiento de los nutrientes. Algunos parásitos
atacan otros órganos como hígado ó cerebro y ocasionan complicaciones como
ataques convulsivos. En los niños, también provocan falta de crecimiento.
Un niño probablemente tiene parásitos si
presenta:
Cuando una persona tiene parásitos, lo más
probable es que otros miembros de su familia también los tengas, por lo que
el tratamiento se les debe dar a todos.
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5.
CRECIMIENTO Y DESARROLLO
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El niño necesita de buena alimentación, vivir en un
ambiente limpio y seguro, así como recibir el cariño y el cuidado de sus padres
y de quienes lo rodean, para crecer y desarrollarse de manera adecuada.
El crecimiento del niño se observa cuando
aumenta de peso y de estatura. Esto tiene que ver con la herencia familiar que
le transmiten sus padres, su sexo, la alimentación, las condiciones de higiene
del medio donde vive y del ejercicio que practica.
El desarrollo se manifiesta a través de cómo
aprende a controlar sus movimientos, a responder a distintos estímulos, a
reconocer y a utilizar el lenguaje.
Es necesario vigilar el crecimiento de los niños y
estar pendientes de su desarrollo, para ello es conveniente que los padres
sepan que deben llevarlo periódicamente con personal de salud para que lo pesen
y midan, a la vez que observen sus movimientos, y pregunten sobre sus adelantos
para saber si está creciendo y desarrollándose adecuadamente.
El aumento regular de peso, es el mejor
indicador de que el niño goza de buen estado de salud. Por eso, debe pesarse
cada mes. Si no hay aumento de peso durante dos meses seguidos, es señal de que
existe algún problema, que es necesario atender.
Se entiende por crecimiento el aumento de peso y
estatura, éste se logra gracias a la buena alimentación. Si un niño deja de
comer o surge alguna enfermedad que retrase su crecimiento, éste tiempo perdido
ya no se repone. Por eso, cuando un niño enferma hay que darle más de comer.
El crecimiento es muy rápido en el primer año de
vida del niño; a los cuatro meses, pesa el doble que cuando nació, al cumplir
un año, el triple; después el crecimiento es más lento. Todo esto depende del
sexo, las características de la familia y la alimentación.
La falta de afecto, una mala nutrición ó la
presencia de enfermedades limitan el crecimiento y retardan el desarrollo del
niño.
Es importante observar el desarrollo de un niño
para saber si va de acuerdo con su edad. En el primer año de vida el uso de sus
sentidos y del cuerpo, se va perfeccionando poco a poco.
Una buena alimentación es la base para un
adecuado crecimiento y desarrollo, así como para conservar la salud. Un niño
bien alimentado tiene mayores defensas para resistir ó recuperarse más
rápido, en caso de padecer alguna enfermedad.
Muchos de los problemas que afectan la salud de
los niños y limitan su crecimiento, son derivados de una mala alimentación.
Los más comunes son producidos por comer insuficientemente en cantidad y en
calidad, lo cual provoca desnutrición.
La desnutrición afecta casi a uno de cada cuatro
niños, limita el desarrollo de sus potencialidades y debilita sus defensas
antes enfermedades infecciosas, las cuales a su vez, favorecen una mayor
desnutrición, con esto se genera un círculo vicioso.
Tampoco comer de más es bueno, ya que causa
obesidad, que a la larga propicia enfermedades como afecciones del corazón,
diabetes y presión alta.
La leche materna es el mejor alimento para
el recién nacido, porque tiene todos los nutrimentos que necesita y le brinda
protección contra muchas enfermedades. Se le debe dar como alimento único
durante los primeros cuatro meses, después de esa edad la leche de la madre
puede resultar insuficiente para satisfacer por sí sola las necesidades que
tiene el niño en su crecimiento, por lo cual es necesario dársela junto con
otros alimentos hasta que cumpla un año de edad y coma lo mismo que su
familia.
Lo importante de una alimentación adecuada no es
comer mucho ni muy seguido, sino saber balancear bien la comida, incluyendo
alimentos que proporcionen proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales,
así como aprovechar los productos de la región ó de temporada para cuidar la
economía familiar.
Alimentación al pecho materno
La leche materna es el alimento más completo,
tiene exactamente lo que el bebé necesita para nutrirse. Es de calidad
insuperable y no cuesta. Siempre está lista, a la temperatura ideal. Es pura,
fresca y no se contamina. Le brinda al niño las defensas que lo protegen de
diarrea, tos y otras enfermedades de la infancia.
La alimentación al pecho materno, además de proporcionar
al niño todas las sustancias nutritivas que requiere en cantidad y calidad,
también contribuye a su desarrollo emocional, ya que favorece la relación
afectiva entre la madre y su hijo. El abrazo cálido que la madre le brinda
durante el tiempo que lo amamanta, lo hace sentirse querido y protegido. Esto
le da seguridad.
Al principio, el bebé recibe de su madre el
“calostro” ó primera leche, la más rica en defensas. Es importante amamantar
al niño inmediatamente después de nacer y darle el pecho como único alimento
durante los primeros cuatro meses de vida. La leche materna constituye, por
sí sola, el mejor alimento y la mejor bebida que puede recibir.
Desde los 4 meses de edad, la leche materna ya no
es suficiente para el niño, necesita empezar a comer otro tipo de alimentos
como cereales. Poco a poco y de uno por uno, éstos deben ser preparados con
limpieza para evitarle enfermedades. La lactancia materna debe continuar
hasta que el niño cumpla un año.
Los primeros alimentos
A partir de los cuatro meses, es necesario
empezar a darle al niño además de la leche materna otros alimentos y
líquidos, porque la leche de su madre puede resultar insuficiente por sí
sola. Sin embargo, no debe suspenderse, por lo menos durante el primer año de
vida, para seguir brindándole protección.
A los cuatro meses de edad, el niño debe recibir
probaditas de frutas raspadas como manzana ó plátano, hasta que las acepte.
Después se empieza con papillas de verduras cocidas y finalmente se le puede
dar pollo y otras carnes.
Los alimentos complementarios como: papillas de
frutas, verduras, pollo ó carne se deben dar después de que el niño haya
bebido su leche materna, no antes.
La higiene en la preparación y conservación de
los alimentos que se le brindan al niño es indispensable para evitarle
enfermedades diarreicas, que pueden poner en peligro su vida.
Es aconsejable no mezclar los alimentos que se le
brindan al niño y así poder constatar la tolerancia que tiene para cada uno
de ellos. Se recomienda pasar a otro cuando ya haya aceptado el anterior.
Tampoco es bueno condimentar sus comidas, para que aprenda a reconocer y
degustar el sabor de cada alimento.
La cantidad y la variedad de alimentos que se le
den a un niño, se deben aumentar poco a poco conforme va creciendo, para que
al cumplir el primer año coma lo mismo que su familia. Se le deben ofrecer
los alimentos con cariño y afecto.
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Las enfermedades más comunes en los niños son las
infecciones que se caracterizan porque son transmitidas por algún microbio y
se contagian de una persona enferma a una sana. Las más comunes son las
infecciones respiratorias y las enfermedades diarreicas.
Otras enfermedades graves y frecuentemente
mortales como la tuberculosis, la difteria, tos ferina, difteria, tétanos y
sarampión se previenen gracias a la vacunación.
Cuando después de un catarro, con ojos llorosos y
calentura aparecen erupciones, ronchas ó manchas en la piel y decaimiento,
puede sospecharse de la presencia de sarampión,
rubéola, varicela ó escarlatina, por lo que es necesario llevar
inmediatamente al niño con el médico para que sea atendido y prevenir
contagios.
La rubéola
suele causar poco daño a los niños, pero si una mujer embarazada se
contagia, durante los primeros tres meses del embarazo, su hijo puede tener
problemas. Es preferible que todas las mujeres hayan padecido esta enfermedad
ó se vacunen antes de embarazarse.
La hepatitis
es una enfermedad contagiosa. Se nota porque se pone amarilla la piel, debajo
de la lengua y en la parte blanca de los ojos. La orina se vuelve oscura y el
excremento claro. La podemos evitar si practicamos sencillas medidas
higiénicas como: lavarnos las manos antes de preparar, servir ó comer
alimentos y después de ir al baño y evitar comer en lugares donde se venden
alimentos al aire libre.
Un niño que se enferma frecuentemente de las anginas, debe recibir su tratamiento
completo, de otra manera puede padecer fiebre
reumática, por lo cual se inflaman las articulaciones y se daña el corazón.
Las paperas
son una enfermedad contagiosa en la cual se inflama la parte baja de los
cachetes y a los lados del cuello, acompañada de dolor de oídos. Es necesario
que los niños permanezcan en reposo para evitar esterilidad.
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Los accidentes son la primera causa de muerte en
niños. Existen accidentes no morales algunos requiriendo hospitalización y
otros accidentes dejando invalidez permanente en los niños
El error humano está presente en la mayoría de
los accidentes lo cual significa que pudieron evitarse. Cerca de la mitad de
los accidentes ocurren en el hogar, por ello todos debemos estar pendientes y
enseñar a los niños a conocer sus habilidades y limitaciones, ayudarlos a
reconocer los peligros a los que estén expuestos, para que aprendan a
evitarlos
Los accidentes en la vía pública y en los
lugares de recreación son aún más peligrosos. Es indispensable enseñarles
desde pequeños las limitaciones y los cuidados que deben tener al salir a la
calle (caminar por las banquetas y
usar cinturón de seguridad cuando viajan en vehículos). También enseñarles a
nadar desde temprana edad y a jugar en parques o jardines, en lugar de en las
calles.
La guardería es otro sitio donde los niños pequeños sufren
accidentes, es necesario que los cuidadores tomen sus precauciones necesarias
en cuanto a la infraestructura del lugar para mantener a los niños lejos de los
accidentes (mantener pasillos despejados, evitar el acceso a escaleras, no
dejar a la mano, sustancias peligrosas o objetos picudos, filosos ó
punzocortantes como plumas, lápices, compases y tijeras, tapar los contactos
de la instalación eléctrica) lo ideal es mantener un área segura para los
niños.
Prevención de accidentes en el hogar
La curiosidad del niño es interminable, no hay
rincón de la casa al que no llegue, ni objetos que estén totalmente fuera de
su alcance. Por eso es necesario vigilarlos constantemente, para evitar un
accidente irreparable.
Más de la mitad de los accidentes ocurren en el
hogar a causa de caídas por pisos resbalosos ó mojados, objetos tirados, así
como por falta de protección en escaleras, ventanas y azoteas; en nuestras
manos está tomar las medidas necesarias para proteger a los niños.
Las quemaduras suceden frecuentemente en casa. Para
prevenirlas es necesario evitar que los niños estén en la cocina. Colocar los
mangos de cacerolas y sartenes hacia adentro; impedir que jueguen con
aparatos eléctricos, y proteger los contactos y enchufes. Nunca dejar
encendidos sin vigilancia velas, veladoras, calentadores ó la plancha.
Las intoxicaciones y envenenamientos causan
diversas lesiones y hasta la muerte. En los niños suceden casi siempre por
ingerir medicamentos, alimentos descompuestos ó sustancias tóxicas. Para
evitarlos, debemos conservar fuera de su alcance medicinas, insecticidas, sustancias peligrosas como gasolina, sosa y cualquier
otro producto que pueda provocarles daño.
Para prevenir que los bebés se ahoguen mientras
duermen, es recomendable acostumbrarlos a dormir boca arriba ó con la cara
hacia a un lado, sin almohadas, libres de listones ó cordones y nunca
dejarlos solos mientras toman el biberón.
Para evitar que los niños se asfixien, debemos cuidar
que no se metan a la boca ó a la nariz objetos pequeños, que se les
puedan atorar, ni permitirles jugar con cuerdas ó bolsas de plástico.
Es muy importante nunca dejar solos a los niños
en la tina ó en la bañera, ya que en poco agua y en unos cuantos minutos
pueden ahogarse.
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9.
JUEGO Y RECREACIÓN
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Además de las necesidades físicas, el niño tiene
otro tipo de necesidades, de cariño y de estímulo; cuya satisfacción es básica
para su desarrollo mental y emocional.
El recién nacido, desde su primer día de vida es
capaz de dar y recibir afecto y relacionarse con otras personas. Esta
interacción y el hecho de sentirse amado construirán su sentimiento de
seguridad y de confianza en sí mismo.
Los lazos de afecto que se establecen en las
primeras etapas de la vida, contribuyen a sentar las bases de las relaciones
que tendrá en su vida adulta.
Los niños aprenden a través de la acción; por lo
tanto, a medida que van creciendo, necesitan gozar de libertad para explorar y
jugar. El juego es uno de los aspectos esenciales del crecimiento, favorece el
desarrollo de habilidades mentales, sociales y físicas; es el medio natural por
el cual expresan sus sentimientos, miedos, cariños y fantasías de un modo
espontáneo y placentero. Sienta las bases para el trabajo escolar y para
adquirir las capacidades necesarias en etapas posteriores de la vida.
Durante la edad escolar, el niño requiere del
ejercicio físico y de la recreación para fortalecer sus músculos y huesos,
adquirir actitudes de convivencia, competencia e interrelación con los demás,
así como sus rasgos de carácter y de personalidad. Por ello, la práctica del
deporte se hace indispensable para su pleno crecimiento y desarrollo.
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